que nos fundimos con los ojos.
Vino la magia de la primera vez,
a contemplar el alba clara
de tus pupilas.
Después fue, jirón de piel,
el cuerpo a cuerpo sin delito,
la tempestad con su tensa calma...
Al final de la piel dura
sentir las cosquillas del cielo,
ese abrazo que todo lo pudo,
esas manos
que abrieron el mundo.