iba a ser perenne.
Como una noche de tormenta oscura
pero iluminada por la eléctrica naturaleza,
el silencio siempre precede
a un dolor en ciernes.
Como el frío de una mañana clara
que obstruye el lagrimal,
ráfaga de viento gélido
al ojo de fuego.
El daño es otra espina
que rasga la vida.
Los pedazos rotos en el suelo,
sean quizá,
pero iluminada por la eléctrica naturaleza,
el silencio siempre precede
a un dolor en ciernes.
Como el frío de una mañana clara
que obstruye el lagrimal,
ráfaga de viento gélido
al ojo de fuego.
El daño es otra espina
que rasga la vida.
Los pedazos rotos en el suelo,
sean quizá,
el puzle que enseñe a otro
que no fue, ni será
nunca fácil ser, estar...
que no fue, ni será
nunca fácil ser, estar...
vivir.