por lagunas de ceniza podrida
y en cualquier espacio o momento
añoro las hebras de tus manos.
Mi mayor laberinto
es el desierto de tus ojos lejanos,
prisionero de los sentidos abiertos,
espumosos.
Asisto impregnado de tu magna belleza
al ocaso de los vínculos,
al eclipse de los placeres y despedidas
rasgadas en sus más puras raíces.
Perdona que te amara sin temores
ni extrañas voces lejanas,
es el desierto de tus ojos lejanos,
prisionero de los sentidos abiertos,
espumosos.
Asisto impregnado de tu magna belleza
al ocaso de los vínculos,
al eclipse de los placeres y despedidas
rasgadas en sus más puras raíces.
Perdona que te amara sin temores
ni extrañas voces lejanas,
perdona aquella lealtad de fijos roces
y desastres...
Desde el hueco inmensamente abierto
que avanza presuroso
a través de las figuras emergidas
y desastres...
Desde el hueco inmensamente abierto
que avanza presuroso
a través de las figuras emergidas