Dejemos atrás el tiempo y
los espacios para sumergirnos
en el ardiente abrazo de la piel.
Olvidemos la razón por un momento.
Préstame tu tacto un minuto eterno.
Dame tus ojos y tus manos,
dame aquello más profundo
que un solo beso.
Quiero la luz de tus labios.
Quiero que me quieras
aun en silencio,
como realidad a medias,
como náufrago de la verdad
oculta de tus sueños.