La pérdida, ese reposo esperando la nada,
ese sentir de amargo recuerdo.
Una experiencia que no se olvida,
un lugar donde tenues las vivencias se eligen.
El recuerdo o el olvido,
que magnífica elección de vida y muerte.
No hay recuerdo sin olvido.
No hay olvido sin recuerdo.
Una imagen de dolor: un adiós un hasta siempre.
Una imagen de dolor: un adiós un hasta siempre.
Comprender que la ausencia es necesaria
para sobrevivir de nuevo.
Que aquello que se marcha,
queda, ya para siempre
y que cada uno lo guarda como anhela,
por pura protección o cobardía
no se enfrenta a su recuerdo
y que la perdida es la fatal ausencia de uno mismo,
del que fue y ya no se encuentra
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