No he alcanzado mis sueños.
Ni por asomo luché por ellos.
Me dejé llevar como la sangre, roja y densa,
de los muertos a machetazos por un ideal.
Pienso pero no existo.
Me fracasé a mi mismo
aunque siempre pensé que estaba a tiempo.
A tiempo de cambiarme.
Y así han pasado los años.
No hay mayor decepción
que la proporcionada
por tu propio fracaso.
Aún me queda, breve, matizada,
leve pero intensa, la esperanza.
Y así me asumo,
con el fracaso esperanzado
de la mejora.
Me dejé llevar como la sangre, roja y densa,
de los muertos a machetazos por un ideal.
Pienso pero no existo.
Me fracasé a mi mismo
aunque siempre pensé que estaba a tiempo.
A tiempo de cambiarme.
Y así han pasado los años.
No hay mayor decepción
que la proporcionada
por tu propio fracaso.
Aún me queda, breve, matizada,
leve pero intensa, la esperanza.
Y así me asumo,
con el fracaso esperanzado
de la mejora.
Eres inconfundible
ResponderEliminarHallarte sin pensarlo ha sido un regalo