Todo el mundo grita.
La velocidad es el credo de nuestro tiempo
pero es lamento cuando miras atrás.
Rápido, huye. Huye, rápido.
Siento el frío pese a mis ropajes.
¿Puede tanta belleza hacerme temblar?
Siento miedo y dicha.
Justo las sensaciones de la hora de la verdad.
Velos de eternidad como filtros del infinito.
Los recuerdos se agolpan frente a lo inmenso.
No confío en Dios. Ni lo conozco.
Pero lo echo de menos.
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